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jueves, 30 de septiembre de 2010

Vida




La vida no empieza cuando naces.
La vida empieza cada día, cuando te levantas de la cama ( lo hagas con el pie con el que lo hagas).
La vida empieza, y acaba, en cada respirar.
Por tanto, tienes oportunidad de empezar de cero en cada paso que des.

Mi vida, ultimamente, empieza cada vez que me cruzo con sus ojos rasgados... con su sonrisa infantil.

Me gusta, con su altura, su pelo y su talla. Me gusta con sus manos, su pelo y su cara.
Me gusta.
Me gusta él.

Me gusta cuando me come con los ojos...y cuando tiene que dejar de mirarme para no explotar.
Me gusta cuando me besa lento...y cuando me muerde el cuello sin pensar.

Y bueno, eso supongo que son cosas que a todo el mundo le gustan de otra persona. Pero luego, están esas tonterías, que me encantan. Como la forma de su muñeca en el volante del coche, la barba de dos días, o las anécdotas de sus mil quinientos oficios.

Realmente asusta. Esa sensación de bienestar cuando estoy cerca de él...asusta el pensar que no es nada serio, ni nada mio; nada que pueda reivindicar y reclamar para cura de cualquier pena.

Me encanta toquetear el equipo de música de su coche buscando algo para subir el volumen.
Que corra, y el aire entre por la ventana...
Y parar a echar gasolina...
Ir los dos SOLOS en su coche...mirarnos con esa cara de no haber roto un plato, cuando hemos estado toda la noche de fiesta...cuando de lo único que me quedan ganas es de devorarlo.
Ir sentada delante, que me toque la pierna cada vez que cambia de marcha ...

Que horror no tenerlo así siempre.

La vida empieza en cada respiración suya sobre mi boca. La vida acaba cuando se va de mi cama y me queda una semana sin verlo casi seguro.

Que alegría y que tristeza de vida que llevo ultimamente...

Y entre otras cosas... que ganas tengo de comer chocolate Dios mio!..ummmmm

martes, 21 de septiembre de 2010

8:3O a.m. ...

¡Horror! El despertador suena tarde. ¡Corre!
...Una hora menos...bahh...no hay problema, todavía no tenemos delegado, ni carpeta, ni lista de faltas...

LLego a quince minutos de terminar la primera clase.

Me siento en las escaleras a esperar. Espero que ningun profesor pase por aqui y me acribille a preguntas para averiguar de donde vengo, a donde voy , por qué no estoy en
clase y donde tengo escondidos los cigarros (maldita mania de algunos, de fumar entre clases en los baños)

Salgo al balcón, y noto el aire de las nueve y veinte de la mañana. 2O de septiembre y ya empieza a refrescar.
Como se va el calor, se va , el que sin duda alguna ya, ha sido el mejor verano de mi vida.

Vuelvo a las escaleras, recuerdo al paracaidista, esta en Afganistan, hasta diciembre...1,2,3...tres meses practicamente. Ya esta llegando al ecuador de su misión.
Si supiera lo mucho que me acuerdo de él, y lo mucho que se me encoge el corazón cuando oigo en el telediario "Kabul", "Qala i Naw" o cualquier cosa que tenga q ver con
Afganistan.
Tiene ganas de verme, y yo también de verlo a él. Aunque sólo sean unos minutos, aunque sea en su coche, aunque sea en el callejon de un poligono industrial.
Pero él, al fin y al cabo, por ahora, sólo es pasión.

Me ocupa ultimamente mucho más la mente el camarero (a partir de ahora lo llamaré por esa profesión, porque por la otra por la que lo llame antes, es demasiado evidentee que es él, y no quiero problemas de indiscrección. Lo aclaro para que aquellos que leeis el blog no creais que tengo a veinte tios "en carrera")
Hace apenas unas horas lo colé en mi casa. A las tantas de la madrugada, despues de toda la noche de fiesta.
En mi casa tengo la suerte de tener otra casa pequeñita detras donde duermo cuando vuelvo tarde, para no hacer ruido.
Fue emocionante estar alli con él, abrirle la puerta, verlo en el coche, cruzar el patio andando de puntillas...entrar con el a hurtadillas.
Y sobretodo estar con él, por segunda vez, inundar la habitacion de risas caricias, besos y ¿por qué no?, de esos "bocaditos" que me vuelven loca.
Y recordandouno de esos mordiscos, con la mirada perdida observando a traves de el ventanal, me sobresalto la sirena de cambio de clase y me desperto de mis sueños
matutinos.

Me levanto, cogo la mochila y busco la clase.

Ahora si necesito un cigarro, aunque sea en el baño, sólo para saborear el último sabor que disfrute con él.
Que pena que esto se quede en encuentros furtivos.
Porque sigo pensando lo de que volar con él, ahora seguro que sí, sería increible.

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^.^